Hubo un hombre que caminó por la Tierra, que pasó por tantas cosas, él era Jesús. Este hombre conocía a Dios. El era mucho más elevado que cualquier otro que caminara por el planeta en ese tiempo. Este hombre tenía que ver con la unidad, el no hacía juicios. Nunca. Él nunca levantó un muro, hasta su último aliento nunca levantó un muro. Porque él no era un separatista; él era la unidad. Para que la Paz se manifieste en la Tierra, el Ser Humano tiene que crearla desde adentro. En sus actos, en su sentir, en su pensar. Ese día será cuando trascendamos todas las barreras que nos separan y que nos mantienen cegados. Llegará el día en que todos seamos iguales, sin distinciones de raza, de credo o status social. Eso se llama Paz en la Tierra. Esta es la clave. Ahora parece cómico; más adelante sería lo esperado.
Es hora de que esas paredes se derritan lentamente, suavemente. Porque si las paredes internas permanecen levantadas dentro de nosotros mismo, no es la energía de Gaia la que vendrá a sacudirnos, sino la energía de nuestro propio ser físico, nuestro propio planeta corporal, el que nos sacudirá. A nuestro cuerpo no le gustan las paredes de la conciencia y responderá con la enfermedad, con cansancio y confusión. Cuando comencemos a derribar nuestros muros, también estamos ayudando a crear la conciencia para que los muros de toda la Tierra se derrumben.
Un abrazo de amor y luz.