En este momento en el Planeta hay
quienes están comprometidos en impedir que la Luz brille en todas las cosas. Es que la Luz elimina la sombra,
y ofrece una mayor comprensión. Y deja al descubierto que el Planeta necesita
conciencia pura y sin adulterar más que nunca. Les dejo una parábola de un hombre llamado Wo. Es una
parábola que extiende la imaginación de la realidad.

Wo es un guerrero, y esta en un
planeta que es muy oscuro. Wo, ha estado guerreando en este Planeta durante
mucho tiempo, con una espada muy vieja y oxidada, y ha sido enviado al campo de
batalla tantas veces que pensó que era su última vez, al oír ruidos y el
blandir de la espada, fue herido un número de veces y volvió a la trinchera
otra vez, listo para salir y hacerlo de nuevo. Estos cuadros son bastante
tristes, bastante feos. Pero el planeta mismo era oscuro, y la Luz nunca
parecía llegar y parecía que siempre había una batalla tras otra, con esa
espada oxidada. Lo que viene ahora puede parecer
gracioso y tal vez un poco ridículo, pero apareció un hombrecito verde. Hablaba
raro. Y le dijo a Wo: “Tengo un sable especial para
ti.” Y Wo dijo: “¿De veas? Me vendría bien uno nuevo, porque el
mío está muy viejo y oxidado. Y el hombrecito verde le entregó eso. No parecía
una espada en absoluto, hasta que apretó un botón, ¡y allí salió un sable de Luz! ¡Guau! El hombrecito verde se fue.
Wo supo
que él iba a ganar esta batalla, porque tan pronto como encendiera eso podría
golpear al enemigo y sería capaz en el campo de batalla, y ganaría esa batalla,
y ya no tendría que preocuparse más; pero no es eso lo que recibió. Cuando fue hora de que los
guerreros salieran al campo y sonó la campana, y salieron de las trincheras, él
se levantó en el campo y tocó ese botón, y salió la Luz… y lo que vio a su
alrededor, él no lo había esperado. Todo lo que nunca había visto antes. Todo a
su alrededor era un shock, porque ellos veían, no a él con su sable espada,
sino la Luz que este creaba. Y miraron alrededor, y por primera vez se vieron
unos a otros a los ojos. Y reconocieron que todos vestían ropas miserables, con
espadas oxidadas, incluso olvidaron lo que estaban haciendo y se vieron uno a
otro como seres humanos por primera vez, y colectivamente. Sin decir una palabra.
Mientras él sostenía esa Luz, ellos dejaron caer sus espadas y se miraban entre
sí.
Y por primera vez podían verse
unos a otros. Ni siquiera reconocían los uniformes, ni tampoco sabían por qué
peleaban. Y ese fue el comienzo de la Luz en ese Planeta. Esas son las cosas
que suceden con la Luz. No tengan miedo, porque cada uno de ustedes tienen esa
espada sable. Y sabrán como usarla para iluminar áreas que necesitan iluminarse,
también en nuestro Planeta. Como cuando uno enciende un fósforo en una habitación
oscura, y puedes ver todo a tu alrededor.
Un abrazo de Luz.