Izu era un asceta que,
renunciando a las riquezas del mundo, y dedicado a encontrarse a sí mismo, se
instaló con un cuenco de madera y una cuchara y una vieja túnica en las
montañas de la cordillera del Himalaya. Allí, en una árida explanada, cerraba
los ojos escuchando el canto de los pájaros, el sonido de los vientos y el
rugír de las aguas de una cascada cercana. Así pasó meses, incluso años. En
silencio escuchaba y meditaba las palabras invisibles de los elementos.
Cierto día, Izu, habiendo alcanzado un alto grado de concentración y llegando a la integración con todos los sonidos que le rodeaban, sintió que su corazón crecía en lo más profundo en su plexo solar. Sentía una presión que le era agradable pero dolorosa al mismo tiempo, tanto que, no pudiendo resistirlo, abrió la boca para gritar, mas su garganta no emitió sonido alguno.
Cierto día, Izu, habiendo alcanzado un alto grado de concentración y llegando a la integración con todos los sonidos que le rodeaban, sintió que su corazón crecía en lo más profundo en su plexo solar. Sentía una presión que le era agradable pero dolorosa al mismo tiempo, tanto que, no pudiendo resistirlo, abrió la boca para gritar, mas su garganta no emitió sonido alguno.
La presión seguía creciendo y
cuando el dolor era casi insoportable vio frente a sí mismo un gran dragón
amarillo que emergía de la tierra. Izu, paralizado por el miedo, no se movió.
El dragón lanzó fuego sobre el cuenco de madera que Izu empleaba para beber y
comer, llenándolo de un fluído dorado y convirtiéndolo en un recipiente de
pulido metal. Finalmente el Dragón le dijo a Izu: " Tu eres la persona que
mejor ha sabido guardar en su interior los sonidos de la vida y de la muerte,
del odio y del amor, de la oscuridad y de la luz.
Por ello, en nombre de los dioses del conocimiento, te hago entrega de
este objeto capaz de transmitir las sensaciones más increíbles, capaz de
estremecer tu alma y también tu corazón".
Hola Cristina,bonita leyenda.Donde el saber escuchar dentro del silencio te hace sentir que eres uno mas con el mundo y donde te das cuenta que sentir es lo mismo que saber.Siempre me atrajo el ´sonido que hace esos cuencos.
ResponderEliminarMuchos besos:):)
Bonita leyenda...me quedo por aquí!
ResponderEliminarSe merece la recompensa y los demás la oportunidad de aprender.
ResponderEliminarBesos mi niña,
tRamos
Que hermosa leyenda !! y es que lo que transmiten los cuencos al tocarlos u oírlos es algo que no puedes expresar tienes que vivirlo intensamente desde el alma. Ellos te trasladan con su sonido a puntos únicos de tu interior elevándote a templos de luz y amor.
ResponderEliminarBesos
Preciosa leyenda, me ha encantado.
ResponderEliminarSe siente mucha paz al leer tus posts tan positivos, gracias.
Besos
Qué historia tan bonita, tengo uno, y es un placer escucharlo.
ResponderEliminarBesos Uni.
Si yo también me comunico con esos sonidos, yo en mi cuarto tengo una campana tibetana, me la regalo mi marido, y su sonido hace que desaparezcan los miedos, y falta que me hace oírla cuando el corazón se encoje de ver tanta injusticia…
ResponderEliminarYa ves amiga que entiendo bien todos tus mensajes, y siento paz y me inundan tus fotos siempre serenas con colores preciosos. Un beso.
Qué bella historia, nunca tuve en mis manos un cuenco Tibetano, a de ser un placer.
ResponderEliminarTu blog, llena de paz el corazón.
Un beso
Preciosa leyenda Cristina. El sonido de los cuencos se interioriza en nuestro interior, haciendo que nuestra alma se haga LUZ. Un abrazo
ResponderEliminarCristina, nos dejas una historia preciosa, que nos acerca a la naturaleza, a sus símbolos, sonidos y presagios...Esos cuencos tienen el cuerpo de la tierra y el alma del cielo, sin duda...Mi gratitud y mi abrazo inmenso por la profundidad y belleza de tus posts, amiga.
ResponderEliminarM.Jesús
Que preciosa leyenda nos has dejado. No la conocia.
ResponderEliminarNunca tuve uncuenco tibetano en las manos. Debe ser ummmmm algo magico.
Siempre es un placer pasarme por tu blog querida Cristina. Salgo del el mas serena que cuando entre
Mil besos
Isa
Es tan bella la leyenda.
ResponderEliminarYo tengo uno como el grande, y es la paz cada vez que sus sonidos y vibraciones me embargan.
Besos
Muy interesante, me gusto mucho la leyenda realmente mágica. Te mando un abrazo y te me cuidas
ResponderEliminarQué hermosa leyenda Cristina!
ResponderEliminarSiempre es un placer pasar por aquí
y leerte ! He escuchado el sonido embriagador
de estos cuencos y es una experiencia inolvidable! Cariños
Hola Cristina.
ResponderEliminarCierto es que si somos capaces de escuchar en silencio, la flor de nuestro interior florece...
Un gran abrazo.
Hola Cristina, cuanta paz encuentro cuando te visito acompañada además de esta música de fondo que te envuelve. Muy interesante esta leyenda de los cuencos, no dejo de aprender contigo.
ResponderEliminarUn beso,
Amparo
Cristina Fabulosa leyenda, el sonido de los cuencos Tibetano es muy exclusivo Saludos
ResponderEliminarLinda Cristina
ResponderEliminarNo quiero un objeto que haga estremecer mi alma y mi corazón. Pienso que todo está dentro de nosotras, que mi mente es la que debe funcionar de manera que pueda crear infinidad de dulces sensaciones que me comuniquen directamente con los elementos de la naturaleza que me rodean.
Esas leyendas son, de todas maneras, muy hermosas.
Un abrazo inmenso lleno de alegría
Que leyenda tan bonita Cristina, me ha gustado mucho, aquí esos cuencos le llamaríamos soperitos :D que bonitas todas las imágenes :D
ResponderEliminarQué bonito Cristina, me ha encantado cómo lo has relatado. Esos cuencos de siempre que me traen olor a niñez están ahí reflejados. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala
ResponderEliminarGracias mi querida Cristina ,,,hoy me siento un cuenco del silencio y sufrimiento....gracias por tu comentario nunca mejor expresasado que como tu lo has hecho...
ResponderEliminarNunca dejes de ser mi amiga nunca ...Cristina me salgo de aqui emocionada con tu post y esta hermosa y suave musica .
besos muchos
Preciosa leyenda.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Bonito leerte
Besitos
Preciosa leyenda.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Bonito leerte
Besitos
Hermosa historia, Cristina. Muchas gracias por compartírnosla. Que en tu cuenco siempre encuentres el alimento que requieras, para seguir tu dinámico crecimiento.
ResponderEliminarBesanises.
Olá
ResponderEliminarDesculpa recorrer ao Copy & Paste… mas tenho que avisar muitos blogs que publiquei hoje, dia 24/01, um post que gostaria de partilhar contigo.
Fico-te aguardando.
Um beijo
MIGUEL / ÉS A MINHA DEUSA
Un bello cuento ha llenado hoy tu espacio, durante un rato me he visto al lado de ese asceta sin decir palabra y escuchando los sonidos de la naturaleza.
ResponderEliminarCuando voy al campo, me gusta estar en silencio, escuchar el trinar de los pájaros y el ruido del agua al correr, si hay un río cerca.
Sin darnos cuenta, nos perdemos sonidos preciosos que nos pasan desapercibidos.
Cariños.
kasioles
A veces nada mejor que alejarse del mundanal ruido para integrarse en la naturaleza, cuando cierras los ojos y escuchas el silencio algo mágico crece en tu interior. Yo lo suelo hacer muchas veces y te llenas de vida.
ResponderEliminarBonita la leyenda de los cuencos tibetanos querida.
unos besotessssssssssssssss
Qué leyenda tan increíble y es que a veces o casi siempre pasamos por la vida sin llegar a percibir los sonidos y las sensaciones que la naturaleza nos trasmite por vivir apresurados.
ResponderEliminarPrecioso post Cristina, feliz domingo!!!
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…Me gusta la gente que tiene personalidad.
Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón.
La sensibilidad, el coraje, la solidaridad, la bondad, el respeto, la tranquilidad, los valores, la alegría, la humildad, la fe, la felicidad, el tacto, la confianza, la esperanza, el agradecimiento, la sabiduría, los sueños, el arrepentimiento y el amor para los demás y propio son cosas fundamentales para llamarse GENTE.
Con gente como ésa, me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida, ya que por tenerlos junto a mí, me doy por bien retribuido.
(Fragmento de “La Gente que me Gusta”- Mario Benedetti.)
Espero que este año que recién comienza te ilumine con sus mejores luces, ese es mi deseo para vos.
Un gran abrazo a la distancia.
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Hermoso Cristina.......de leer ya tranquiliza el alma....nuestro corazón debiera ser un cuenco tibetano
ResponderEliminarFuerter abrazo
Gracias Cristina por recordarnos que los sonidos íntimos del cuenco del interior del alma son infinitos, en los dos polos.
ResponderEliminarVida-muerte, amor-odio, luz-oscuridad, en nosotros está el ecuchar y conseguir un exacto balance de las tres polaridades, tus palabras son un regalo para el corazón.
Un abrazo
Ambar
Yo tengo un cuenco tibetano. Su elevada vibración me ha cambiado la vida.
ResponderEliminargracias mi querida Cristina esto de los cuencos siempre me llamo la atención
ResponderEliminargracias por la belleza que me dejas en tu comentario es un placer visitarte tambien
un gran abrazo
Qué bella leyenda, Cristina. Me encantó. Y sabes, soy de los que no les gusta la música al leer, pero en tu caso es perfecta.
ResponderEliminarUn abrazo.
HD
Cristina, vengo a explicarte, perdón que lo haga así, público, pero no aparece tu mail en el comentario.
ResponderEliminarEs así, todos tus comentarios quedaron registrados, lo que sucede es que una vez que se superan los 200 comentarios hay que ir hasta abajo del cuadro de diálogo y hacer clic en "cargar más", entonces aparecen entre el 201 y el 250, si hay más de 250, tienes que volver a repetir el proceso para que aparezcan entre el 251 y el 300, y así. Es todo bastante engorroso, tal vez blogger debió contar que puede haber más de 200 opiniones, ¿no?
Espero haber sido claro.
Otro abrazo grande.
Interesantísima la leyenda. Hay que saber escuchar los sonidos de la naturaleza. Yo estoy aprendiendo y luego escribo el haiku.
ResponderEliminarMe ha encantado tu propuesta
saludos y gracias por tu visita y por tus felicitación de cumpleaños.
Una leyenda hermosa,saludos
ResponderEliminarhola Cristina,
ResponderEliminarbpnita y interesante leyenda, gracias por compartir.
BESOS
Comparto plenamente lo que dice Cristina en su texto "La gente que me gusta" de Mario Benedetti Un fuerte abrazo a ella
ResponderEliminarOtro para ti
Cristina
Olá, Cristina
ResponderEliminarEsta lenda encantou-me! Eu gosto muito de lendas, são sempre histórias com mensagens importantes, e onde há sempre um fundo de verdade.
Obrigado pela partilha, e pela tua presença no meu espaço.
Um beijo
MIGUEL / ÉS A MINHA DEUSA
Hermosa leyenda que nos enseña a escuchar y contemplar lo que nos rodea... Besos.
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