LA VIDA ES UN LABERINTO…

La vida es un laberinto, unos caminos  son  reales, y otros  son probables, todos se entrelazan entre sí,  llenos de sentimientos de ilusiones no cumplidas. Los caminos de la vida son como los del laberinto, se entrelazan entre ellos y nos pasamos la vida sin saber cual es el camino correcto.  La vida tiene muchas opciones, rutas engañosas y trayectos poco claros que nos invitan a descubrir lo verdaderamente importante de nosotros, que es el amor hacia nosotros y hacia los demás.

Y en nuestro interior sabemos que somos el  equilibrio entre el Cielo y la tierra, nosotros los seres humanos somos el centro de ambas realidades, la espiritual y la terrenal. No existe la una sin la otra, las dos van unidas, no pueden entenderse por separado, forman parte del todo como el yin y el yang, como el día y la noche, como la alegría y las tristeza, como el amor y el odio, nosotros somos los encargados de conseguir este equilibrio. La raza humana debe conseguir que ambas realidades se fundan en una sola dentro de nuestro ser.  

Ni que el “laberinto de la vida” es a veces confuso, somos seres de luz que hemos venido a aprender, a evolucionar y para ello necesitamos de aquellos que nos rodean pues ellos fueron quienes escogimos para llevar a cabo nuestra misión. No debemos olvidar que son iguales a nosotros. Todos los que nos rodean poseen también una luz en su interior, una luz que, aunque sea de forma tímida, brilla igual que la nuestra. Por ello todos somos iguales y así debemos sentirlo en nuestro interior.