El Espíritu es el quinto
elemento. Mientras que el Aire, el Fuego, el Agua y la Tierra son los elementos
mundanos, el Espíritu representa lo intangible y lo etéreo. Es, como podrás
imaginar, el más abstracto tanto dentro como fuera de nosotros.
En el mundo que nos rodea, el
Espíritu es la chispa de la vida, la diferencia entre lo que está vivo y lo que
no. Los animales y las plantas tienen el suyo propio; y la tierra e incluso las
piedras y los minerales, pues también ellos crecen y tienen una vida particular.
En nosotros es aquello que nos hace únicos, que nos pertenece a cada uno.
Pues no somos sólo la totalidad
de cuanto nos ha acontecido, sino que tenemos una esencia propia, aunque ésta
se haya visto influida por los acontecimientos que han sacudido nuestras vidas.
Pero lo más importante es que el Espíritu es la Divinidad, sea cual sea tu
manera de interpretarla. En algunos credos la encarna una deidad única o un
dios; en otros puede tratarse de una serie de dioses y/o diosas, aunque también
existen entidades sin género. Y aún unos terceros pinan que la Divinidad o el
Espíritu no son un ser o varios, sino una fuerza o energía que está presente en
todas
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