Cuando no fluyes con el cambio,
corres el riesgo de congelarte dentro de un sistema de creencias y
atrincherarte en la cruzada de hacer prevalecer lo conocido. Pero, el universo
tiene otros planes, en el momento en que te encuentres estancado, se encargará
de provocar una crisis para romper tus viejas estructuras y forzarte a avanzar
más allá de ti mismo. Crisis significa reajuste, encontrar nuevas formas de
percibir, y revaluar los hábitos. Si estás atrapado en condiciones internas o
externas que no quieres ver, o en conflictos que no estás interesado en
resolver, entonces el único camino abierto para que despiertes es mediante una
crisis. Cuando el evento más inesperado haga impacto en tu vida, el golpe te
obligará a cuestionar actitudes y a trazar objetivos diferentes. Te dará el
impulso adecuado para descontinuar las viejas formas de operar y crear otras
nuevas más armónicas.
Cuando sientas un deseo genuino
de cambiar, toma en cuenta que este surge desde lo más profundo de tu ser. Si
tienes la humildad de reconocer lo que verdaderamente eres, sin caretas, ni
excusas, y sobre todo sin culpar a los demás por tus reveces, formarás el
primer eslabón de tu cadena ascendente. La tarea, que para ti comienza, es la
de la transformación de ti mismo. Seguramente fallarás en tus primeros
intentos, porque, igual que un niño, necesitas repetir la misma lección
innumerables veces antes de poder asimilarla. Pero una experiencia vale más que
mil palabras, aprendes por "error, corrección y acierto". El cambio
positivo se dará cuando llegues a desearlo con todo tu ser, y aceptes las
vivencias de cada día como tu entrenamiento.
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