lunes, 26 de marzo de 2012

EL OCÉANO DE LAS LÁGRIMAS.

Durante tiempos remotos, dos grandes maestros espirituales, que eran mejores amigos, hicieron un trato. Ellos acordaron que quien abandonara este mundo primero, regresaría a visitar al otro en un sueño o una visión; éste le contaría a su amigo dónde se encontraba y le revelaría los misterios de la vida después de la muerte.
Pasaron muchos años y uno de los maestros murió. Su amigo esperó confiadamente que éste apareciera como lo había prometido, pero pasaron muchas semanas sin ningún sueño o visión. Preocupado, el amigo decidió visitar al hijo del maestro fallecido.
“Teníamos un acuerdo”, le explicó al hijo. “Tu padre nunca rompería su palabra a menos que algo crucial haya ocurrido”. El hijo dijo: “Estaba igual de preocupado porque también esperaba que mi padre me visitara. No obstante, sabiendo el arte secreto de transportar mi alma a los mundos superiores, anoche pude visitar a la Corte Celestial y preguntar qué había sido de mi padre”.
 “Los ángeles contestaron: ‘Él estaba aquí, pero no se quedó. Siguió caminando’. Busqué en cada región del cielo y les pregunté a los ángeles si lo habían visto. En cada lugar, me dieron la misma respuesta: ‘Tu padre estuvo aquí, pero siguió caminando’”. “Finalmente, me encontré a un hombre sentado en la entrada de un bosque y le dije: ‘¿Ha visto a mi padre?’”.
“Él también contestó: ‘Sí, estuvo aquí, pero siguió caminando’. Luego agregó: ‘Lo encontrarás al otro lado del bosque’”. “Recorrí el bosque en lo que parecían días y, finalmente, llegué a un lugar donde no había más árboles. Mirando tan lejos como mis ojos me permitían, vi un amplio y turbulento océano, con olas tan grandes como montañas.
Mi padre estaba parado ahí, descansando con su bastón, observando el océano. Me le acerqué y tomé su brazo. ‘¿Qué haces aquí?’, le pregunté. ‘Todos estamos preocupados porque no regresaste a visitarnos en una visión o un sueño. No sabíamos lo que te había ocurrido’”.
“Sin apartar sus ojos del océano, mi padre dijo: ‘¿Sabes lo que es este océano, hijo?’, le dije que no y él continuó, ‘Este es el océano de todas las lágrimas de todas las personas del mundo que han llorado de dolor y sufrimiento. He jurado ante Dios que nunca dejaré este océano hasta que Él seque todas las lágrimas. Es por eso que no he podido cumplir mi promesa’”.
                                                                                                                                          
                                               

4 comentarios:

  1. Buenos días:
    Preciosa parábola! La pena es que el océano no se secara jamás.

    Saludos.

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  2. Universo:
    Recibir para compartir dará el equilibrio y la armonía en la balanza de la vida. gracias Belén que tengas un buen dia.
    Saludos.

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  3. Que bello mensaje, espero en Dios que un dia ese oceano desaparezca, y que en cada corazón siempre haya una sonrisa y una luz de esperanza,..

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  4. Dios cure nuestros sufrimientos, pero si siempre uniera felicidad, la apresiariamos???

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